martes, 3 de diciembre de 2013

Historia de Hallow's End: El Jinete Decapitado

"Preparaos, ¡ya tocan las campanas! ¡Refugiad a los débiles, a las jóvenes y a las ancianas! Pagad vuestra cuenta y gritad por piedad. Llegó la hora de la verdad".

Aunque cabalga durante el Hallow's End, nadie sabe qué horrores dieron lugar al Jinete sin Cabeza. Habla de justicia y, sin embargo, le mueve la furia. Investido de poder por magia demoníaca, quema tanto inocentes como a culpables. Ninguna medida ha servido para detenerle, los vivos sólo pueden intentar huir del fuego de su ira... y rezar para que la luz les libere.

En Lordaeron, año 20, el Príncipe Arthas llevó la flota a Rasganorte, mientras en su tierra, La Mano de Plata se ha visto mermada en su lucha contra la propagación de La Peste. El Azote siempre superaba en número, pero cada pueblo que conseguían liberar era una gran victoria. 
Aunque el noble paladín, Sir Thomas Thomson veía que no conseguían progresos en el campo de batalla. Cuando el príncipe ordenó purgar Stratholme, el paladín nunca pensó que había sido un error, aunque también pensaba que Lord Uther tenía razón: Debía de haber otro modo. 
Mientras Sir Thomas pedía a la luz que le ayudase, a él en su labor, y al pueblo a vivir, le anunciaron que había llegado comida y provisiones por parte del Barón Osahendido. Pero las esperanzas de Tomas fueron destruidas aquellas noche cuando todo el pueblo se convirtió en esclavo regio de la voluntad de hierro del Rey Exánime. El Barón Osahendido los había traicionado, y ese pueblo no sería el único afectado. 
A pesar de ello, los cruzados sólo podían esperar a que el Alto Señor Morgraine regresará de Forjaz con la nueva arma capaz de combatir El Azote. Con lo que Lord Dathrohan, superior, pero hermano de armas de Thomas, le mandó volver con su familia y descansar. 
Thomas Thomson tenía una bella mujer, Suzannah, un hijo y una hija, quienes vivían en una granja a las afueras de Los Molinos de Agamand. 
Suzannah vivía la ausencia de su esposo mintiendo a sus hijos diciéndoles que su padre volvería pronto. Hasta que una noche fue cierto que Thomas, lleno de sangre de El Azote, volvió a casa. Con la noticia de la muerte de el Rey Terenas, a manos de su propio hijo, Arthas.
Thomas, confuso y arrepentido por seguir las órdenes de un príncipe demente, y por no haberse dado cuenta antes tras la masacre de Stratholme, se quedó con su familia unos días hasta que... 

"Furiosa por la despreocupación del príncipe mimado, la anciana misteriosa los maldijo a él y a su familia. 

"El Rey se ha sumido en un sueño encantado", le dijo al príncipe. "Recupera la espada del lago o morirá dentro de tres días. Tienes hasta que anochezca el tercer día". 

El príncipe mimado se metió en el lago, pero algo le mordisqueó los dedos de los pies y salió de un salto. Pronto descubrió que ahora el lago estaba lleno de peces asesinos. 
La anciana misteriosa había dejado claro que el príncipe debía recuperar la espada solo y sin ayuda. Durante los dos días siguientes, intentó todo lo que se le ocurrió para la sacar la espada del lago. 
Intentó pescarla, pero el anzuelo era demasiado pequeño y la espada pesaba demasiado. 
Envolvió trozos de carne con tela y cuero y los lanzó al lago, pero los peces hambrientos tardaron segundos en roer la tela. Había tantos peces que, por mucho que los alimentara, siempre querían más. 
El lago era profundo y bajar con una armadura pesada era imposible, pues se hundiría y se ahogaría. Al final, el desesperado príncipe debía actuar o su padre moriría. Así que se envolvió en cuero lo mejor que pudo y se zambulló al lago, los peces le atacaron de inmediato, pero siguió nadando lo más deprisa posible. 
Herido y cada vez más débil, agarró la espada. Nadó hacia arriba con la espada en la mano, luchando por cada centímetro, mientras los peces le mordían y tiraban de él. Por fin, sintiendo un dolor atroz, llegó a la superficie y lanzó la espada a la seguridad de la orilla. Justó antes de que un pez tirara de él hacia abajo por última vez. 
El Rey se salvó, la maldición se deshizo. La sangre del príncipe pagó por su crimen."

El día que Thomas intentaba explicar a sus hijos las acciones de Arthas, llegó una carta informando de la situación. El Alto Señor Morgraine había conseguido el arma, Crematoria, y el pueblo debería viajar a Kalimdor por su seguridad y los cruzados como Thomas, luchar. 
Tras una acalorada discusión en la que su esposa se  negaba a abandonarle, llegó un mensajero, requiriéndole a él y a su espada al combate e informando que El Iluminado, Lord Uther, había muerto. 
Al darse cuenta cuan afectado estaba su marido, Suzannah decidió complacerle y ponerse a salvo en Kalimdor con sus hijos. 

Muchos de los paladines más poderoso de la orden habían caído en combate y, aun así, los desarrapados Caballeros de la Mano de Plata continuaron luchando. Las fuerzas del Rey Exánime no mostraban señales de cesar en su campaña para asolar Lordaeron. 
Durante cuatro duros años, los paladines siguieron luchando unidos principalmente por los esfuerzos de un hombre. un gran hombre: El Alto Señor Alexandros Morgraine. Y entonces, al final, aquel hombre murió. 
La Mano de Plata se hizo añicos. Tras ella nació una nueva orden: La Cruzada Escarlata. Una orden cuyos miembros juraron limpiar el mundo de los no-muertos, costara lo que costase. Y el precio parecía aumentar con cada batalla. 
Tanto aumentó que, con el tiempo, la Cruzada Escarlata dejó de contar. 

Thomas y sus caballeros llegaron y fueron recibidos en un pequeño pueblo que parecía intacto de La Plaga, lo que hizo sospechar a Dathrohan, ya que... ¿Cómo podrían haber sobrevivido? Un pueblo tan pequeño, sin defensas y con guardias jóvenes e inexpertos, sí, por irónico que pareciera, los cruzados decidieron que esa gente estaba infectada, y que lo más piadoso era matarlos antes de que se convirtieran en miembros de El Azote. 
Esta practica se convirtió en costumbre para la Cruzada Escarlata, hasta que dos meses después en un pueblo al norte del Llanto de Dalson, mientras masacraban más gente, supuestamente infectada. Thomas atravesó con su espada a una mujer, luego a su hijo, y cuando iba a bajar la espada contra la hija... ¿Gina?
¿Era su hija? No podía ser así, su familia estaba a salvo, en Kalimdor, lejos de La Plaga, de su ataque... Aunque, tal vez el Azote llegó antes de tiempo y no pudieron embarcar, teniendo que quedarse allí, en Lordaeron, sin poder avisar de lo sucedido... Thomas giró el cadáver de la mujer para comprobar con horror que era su mujer, su Suzannah. Había asesinado a su familia. 
Mientras forcejeaba con sus compañeros para poder llegar a los cuerpos sin vida de sus seres queridos, Thomas pensaba en las palabras que siempre rezaba: "Oh, luz, guíame. Ayúdame a comprender" Pero no halló consuelo en esas palabras, ¿Cómo iba a hacerlo? ya hacía tiempo que creía que la luz no tenía piedad. 
Los guardias informaron a Dathrohan que Thomas se estaba volviendo loco, desde el otro lado de la puerta de su habitación se escuchaban risas espeluznantes, aullidos, sollozos. El Gran Cruzado no le dio importancia y lo achacó a la gran pena que debía sufrir su hermano al perder a su familia. 
Al Gran Cruzado Dathrohan se le ocurrió que, para animar a su hermano, podrían celebrar la noche de Hallow's End, que se celebraba todos los años prendiendo fuego a un gran hombre de mimbre, y con él, olvidar los miedos, las penas, los viejos amores, los nuevos odios... Dejarlo todo atrás. 
Así, el Gran Cruzado persuadió a Thomas para que se uniera a la lucha. Al fin y al cabo, Lordaeron necesitaba héroes. 
Como Dathrohan esperaba, Thomas se entregó al combate con pasión. 
Cuando sus ataques desenfrenados llamaron la atención de El Azote, Los Cruzados Escarlatas se uniceron en defensa de su camarada, y descubrieron que ya no era su camarada. 
"Las mentiras me han tenido demasiado tiempo engañado, pero ahora con la mirada más clara os he calado. ¡Infectados de cien en cien, vosotros caeréis también! ¡La luz vencerá cuando os haya erradicado!"
Gritaba Thomás mientas asesinaba tanto a soldados de El Azote, como a sus compañeros. 
"¡Haré una pira funeraria de este lugar devastador y acabaré con vuestra maldición con un fuego purificador"
Y así fue como La Cruzada Escarlata se vio obligada a decapitar a uno de los suyos. 
Aquella noche, más tarde, junto a la alcoba de Thomas, en el Monasterio Escarlata, Dathrohan ultimaba detalles para la cremación de su hermano, y recordaba a sus camaradas, tenerle en sus oraciones. 
Pero las oraciones de la Cruzada Escarlata eran una broma soez, y los actos criminales de la orden, una violación de la luz. 
Una parodia que nunca había dejado de divertir al ser malévolo que había dirigido la orden desde su inicio, El Señor del Terror Balnazzar, quién usó a Dathrohan para controlar la Cruzada Escarlata y transmitir las metas de La Legión Ardiente. 
Totalmente corrompida, La Cruzada Escarlata sólo podía causar el mal. Así que no era de extrañar que la única cremación que tendría Thomas aquella noche sería la quema de pura energía, transformándolo para Balnazzar y usarlo así para sus propósitos retorcidos. 
"Tal como esperaba, los humanos son tan débiles y dóciles. No logro entender cómo conseguiste oponerte a La Legión. Te has limitado a retrasar lo inevitable. Levántate mi querido "hermano", siente como la fuerza regresa a tus miembros, una fuerza que te doy  libremente para que la uses como quieras. Sea cual sea tu elección, sé que servirá a mis fines. 
Serás una de mis mejores creaciones, un tributo al maestro, hasta el día que regrese para aplastar Azeroth". 
Recitó Balnazzar antes de que Thomas volviera a la vida... como el Jinete sin Cabeza. 

"¡Gritad, perros! ¡Maldecid mi nombre! ¡Haré que arda hasta el último hombre! ¡Quizá les parezcáis dulces a algún gusano, para mí no sois más que carne podrida de humano! 
Luché por vosotros, luché en vano. ¡Ahora corred, huid, chillad cuando os haga daño! ¡Esta noche no hay clemencia que valga, en Hallow's End, cuando el Jinete cabalga!



Fin.

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